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Tú… siempre, tú… nunca




Tu sonrisa vive enmarcada en mis entrañas,
el reflejo de tu mirada
recorre a paso lento
cada instancia de mis huesos,
el sabor de tus caricias
se quedó naufragante en mi piel,
el olor de tus besos
resuena sin descanso
en el desierto que soy yo.

Unos pocos segundos de febrero
alcanzaron para que te convirtieras
en todos mis diciembres.
Gracias a ti
los colores son más colores,
mi vida se tiñe de éxtasis
cada vez que recuerdo tus labios.

La belleza, cabizbaja,
se va cada vez que te ve,
nunca pensó que alguien pudiera superarla.
Eres poesía por excelencia,
tus versos son tus ojos,
que riman con mi corazón.

Eres la encarnación de los fuegos artificiales
que se asoman en las esquinas de los finales felices.
Tú eres todos los acentos
que le faltan a mi vida,
el comienzo y el final
de un libro que no acabo de escribir.

Eres las gotas del rocío
que con delicadeza se cuelan entre mis sábanas
refrescando mis sentidos,
eres la cura definitiva de mis amarguras,
eres un mar de tornasol
en el que mi paladar se baña
encantado y sin descanso.

Eres tú,
siempre tú,
siempre de mí.
Eres tú,
siempre tú,
siempre de alguien más.
Tú… SIEMPRE
Tú… NUNCA.

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