Los años bisiestos son una estafa, al menos así lo siento yo, con ellos nos hicieron creer que tenemos un día más, cuando es todo lo contrario. La abuela siempre lo ha dicho y alguien más acaba de confirmármelo: los años con un día de más, traen tragedias, tragedias diminutas, tragedias descomunales, tragedias que se visten de sangre, tragedias que toman vidas repletas de la dulce savia de los sueños. Aparentemente al sol le dio amnesia, se le olvidó iluminar los cerebros de aquellos que votaron por la tiranía y se arrodillaron ante la herejía de la Edad Media, que reabre sus podridas y malditas puertas en pleno siglo XXI. Los huracanes y terremotos le dieron un derechazo magistral a la cara blanquiazul de la Tierra, los irreverentes dispararon su odio envuelto en pequeños cilindros de acero, que destruyeron miles y millones de órganos internos, todos ellos inocentes; varias epidemias se tomaron la sangre humana, la violentaron como lo hace
“Y la poesía es eso que nos asombra y nos nombra, que nos taladra las sienes como un balazo.” Raúl Gómez Jattin