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Mostrando las entradas de enero, 2016

Memorias de una ilusa a medianoche

  Tendría que existir un tratado universal que verse detalladamente sobre la exagerada sobredosis de optimismo e invencibilidad que embarga a las reflexiones de medianoche de algunos seres humanos. Particularmente, creo que ese es uno de los pocos misterios del universo en el cual tengo cierta experticia. Todas las noches de mi vida en las que apasionada entrego mi cuerpo al descanso, terminan convirtiéndose en un colorido carnaval en el que tengo la inmensa suerte de ver en primera fila, cómo lucen las caras de todas las fantasías que habitan en la compleja, a veces helada, ciudad de mis pensamientos. Hay varias ideas que siempre se dan cita, ellas han conformado una especie de aquelarre y son como las estrellas, que siempre están allí ofreciendo su brillo, aunque el cielo, a veces lloroso, impida ver su esplendor. He aquí una pequeña descripción de ese mundo que mi cabeza hace tan real que casi puedo tocarlo con la punta de mis dedos: En ese mundo un viol

Ella: balada errante

  Ahí va ella la mujer de cabello oscuro y de mirada estrecha y misteriosa esa mujer de labios gruesos y de sonrisa agridulce de ella salen fuego y hielo por igual. Ahí va ella a la que le cuesta vidas enteras entregarse ni ella misma entiende la oleada de sentimientos que se hospedan en su cabeza, su alma y su corazón. Ahí va esa mujer, mitad ángel y mitad demonio arrastrando sus dolores y arrepentimientos regalándole sus lágrimas al pasado y ofreciéndole una enorme duda al futuro. Por aquí camina agitando sus manos hacia el cielo esas mismas manos que fueron su instrumento para probar el mismísimo paraíso esa mujer que cuando se mira en el espejo no logra descifrarse esa misma que se pensaba cobarde y que un veintitrés de marzo hizo historia en su propia vida ese día rojo por fin se descubrió llena de coraje. Ahí va esa mujer que se maquilla de sueños, que se desviste, se peina y se duerme pensando en un imposible, aquella que

Encuéntrame

Encuéntrame allí, en un lugar que no tiene fin  y a una hora en la que nuestro amor no tiene censura,  en el último pensamiento que te dediqué,  en el rojo de la pasión que hace latir mi vida  y en el azul de los sueños que me empujan hacia ti. Encuéntrame en la última palabra que me dijiste,  en aquella tarjetita que me diste  y que ni siquiera el paso del tiempo ha podido destruir;  en el blanco y el rosado de este cielo que con esperanza contemplo,  esperando que lo veas y te venga algún recuerdo de mí. Encuéntrame en el paisaje cautivador que ofrecen tus ojos,  tus cejas y tus pestañas , en la sonrisa que me dieron tus labios  y que acabó para siempre con mi tranquilidad , en el irisado que seguramente irradia mi cuerpo  cada vez que tu cara que posa en mi memoria. Encuéntrame en la mirada de esa luna,  que aunque gris,  se alegra tanto cada vez que le pregunto por ti , en la brisa que por momentos se convierte en mis manos  y acaricia tu pelo