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Mostrando las entradas de octubre, 2017

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Bocas amargas y dulces. Pieles de todos los colores y estratos. Lenguas que hablan varios idiomas y que se abrazan entre sí para poder entenderse. Ojos verdes con cabellos negros, ojos negros con cabellos dorados. Labios colmados de carne y labios faltos de ella. Latitudes y longitudes que contienen de todo, que se visten con toda clase de figuras geométricas, que se perfuman con miles de variedades de vida, y que coleccionan múltiples anatomías. Tierras de nieve, tierras de desierto, tierras amarillas y tierras grises. Cielos que dibujan un hechizo tornasol en las nubes, y cielos blancos que encantan invitando a la melancolía. Sabores exóticos. Sonidos que mancillan la monotonía. Cuerpos inflamados de ardentía, cuerpos deshechos de placer, cuerpos extasiados por el cansancio, cuerpos dotados de todas las configuraciones posibles. Miradas apagadas. Miradas apuntando hacia el sur y otras apuntando

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A veces me da la impresión de que han pasado en vano todos esos años, a veces parece que han tenido la duración de un simple, brevísimo e insignificante pestañeo. Pero lo cierto es que el tiempo no perdona, y sí que ha pasado por encima de mí, ya se empieza a notar un poco en la parte izquierda de mi cabeza. Durante todo este tiempo he convivido con toda clase de sentimientos, desde los más salvajes hasta los más apacibles.  Todos los espectros del aura han delimitado el pequeño espacio que ocupo en este mundo. Me he sentido extranjera en mi propio cuerpo. Me he quedado como un cadáver al ver de cerca las espantosas caras con que se identifican los miedos. He creído, he dejado de creer y he vuelto a creer. He inhalado ansiedad y desesperación, he probado la droga de felicidad, pero sus efectos no duran en mí, mi organismo les creó resistencia. Estoy preñada de sueños, de historias que me invento en la noche antes de dormir. No puedo contar todas