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Mostrando las entradas de agosto, 2017

No quiero que amanezca: apreciaciones sobre el miedo

Para mí, el miedo es un monstruo invisible que tiene más poder y fuerza que cualquier otro visible, es una piedra gigante, que no se puede rodear y que impide ver los horizontes. Una jugarreta eterna que se divierte a sus anchas con nuestros padecimientos, una cortada descomunal que sangra a través de la mente, un impulso oscuro que pulveriza todo a su paso. El miedo es un afluente que fertiliza a la desesperación y al caos, una sombra que inyecta ardor y penas en el pecho y en los ojos, un malnacido que rocía ácido en las tripas y petrifica el corazón. El miedo es un extintor que apaga sueños y vidas enteras, es un agujero negro en plena atmósfera terrestre, es el patrón de la zozobra, es una especie de salto en el que se está siempre en vilo, porque nunca se toca fondo; es la trampa más inteligente que jamás haya existido. Es tan cabrón el hijo de puta, que cuando lo padezco, ruego para que amanezca y también para que no

Manifiesto

Ven, acércate a mí, camina a mi alrededor, acéchame como lo hacen los depredadores con sus víctimas, juega conmigo, conquístame, háblame con la mirada, regálame un sorbo de tu aliento, recoge mi pelo, bésame el cuello, desnúdame sin siquiera tocarme, bésame lento y después hazlo salvajemente. Cómeme, introduce tu lengua en mi boca, hazme perder los sentidos, llévame más allá de la estratósfera, hazme saber, sin musitar palabras, cuánto me deseas, acaríciame más allá de la piel. Arrincóname contra la pared mientras me haces y me deshaces el amor, entrégame tu sexo, enséñame a inocular mi placer dentro de tu cuerpo, acuéstate a mi lado y encima de mí, sé demente conmigo, despliégate toda en frente de mí. Aráñame la espalda, muérdeme, espárcete entre mis dedos, envíciame más, complácete en mí, no escatimes en nada. Amárrame las muñecas con tus trenzas, co