Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2017

Carta a un fantasma

Te escribo desde el dolor, con la tinta salada que brota de mi mirada, desde puertos en ruinas, calcinados, enmohecidos de pesar y de añoranza. Mis poros arden por la falta de ti, me abrasan mil soles de ilusión de ti. Te escribo mientras escucho el crujir de mis vísceras, que se solidifican, mientras suena de fondo la música de tu ausencia. Te escribo con los restos de vida que me quedaron después que absorbiste casi todo cuanto me habitaba. Te escribo desde la confusión, pues no tengo la certeza de tu existencia de carne y hueso; no sé si mis pensamientos, tan fecundos, te erigieron en medio de una nada blanca. Me parece haberte visto ayer, recorriendo las espesuras de uno de mis sueños, pero no me diste la cara, huiste, extirpando lo poco que quedaba de mis entrañas. Por favor, dime adiós, no tengo yo la fuerza para hacerlo. Dime adiós, amputa dentro de mí, todo espectro o imagen tuyos. Despídete con un truco: desaparece dentro del sombrero negro del mago

Sueños que no son contigo

Desperté con tu imagen fija adherida a mi retina, con tu sombra bien pegada en lo que ahora serían las hilachas de mi piel, con el olor de tus ojos queriendo remendar los jirones manchados en que consiste mi vida. Creo que anoche te soñé. Otro sueño más acerca de ti, otro sueño más que se acumula en aquella pila de sueños, en aquel montoncito de sueños cuya locación específica había dejado enterrada en la gaveta del olvido. Te soñé bella como siempre lo hago, te soñé brillante entre todas las mujeres, que con carmín en los labios, tejen las calles que acostumbro visitar. Te soñé amándome, te soñé envuelta entre un nido frondoso de cabellos negros. Te soñé vertiendo tus manos entre mis costillas rotas. Te soñé rescatándome de los sabores amargos que me quieren corromper. Te soñé riendo con una risa que reunía todas las risas bonitas del mundo: con tu risa de arrugas en las costas de la nariz y ojos cerrados. Te soñé con