Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de noviembre, 2016

Epítome

Tú: desde la “l” del lunes hasta la “s” del viernes. Tú: desde el día 1 hasta el día 365 y también en los bisiestos. Tú: de 12 a.m. a 12 p.m. Tú: desde el café y los huevos revueltos del desayuno hasta la sosa ensalada de la cena. Tú: en mis pixelados sueños a blanco y negro y en mi realidad infestada de color y claridad. Tú: cuando río y cuando lloro. Tú: desde el alba hasta el anochecer. Tú: en los días nubladamente fríos y en los días tibiamente brillantes. Tú: en las últimas quince vueltas que le he dado al sol. Tú: en los días de absoluta mudez y en los días de total bullicio. Tú: perpetua, en cada semana, en cada año, en cada estación, en cada calle, en cada parte del cielo, en cada esquina, en cada apunte, en cada comida, en cada momento de mi rutina, en cada respiro, en cada suspiro, en cada manía, en cada bostezo, en cada hoja de cada libro… Tú: en el día que fue, en el día que es y en el día que será. Tú: en cada recoveco de mis neuronas. Tú: e

El manual de Scarlett

  Esa mujer es un ejemplo exquisito de irreverencia, en su ADN está incrustado el pigmento de la alegría, su belleza es un escándalo, un precipicio al que vale la pena dejarse caer. Cuando la posees te cobija un sentimiento virgen e irrevocable. Todo lo que ella entrega de sí, se esparce sin piedad y te llena de su esencia. Ella es el tren que nunca te cansas de esperar, uno que por nada en este mundo dejarías ir. Ella es el ruido que sofoca y apaga ese vacío y esa melancolía que te procuran a diario. Ella es la batalla por la que lucharías sin remordimiento hasta la muerte. A ella la miras y te das cuenta que al parpadear desperdicias un tiempo precioso, cuando la tienes en frente sólo quieres abrirte paso hacia la trinchera de sus brazos. A ella tienes que leerla en voz alta mientras escuchas el sonido de las olas, y debes mirarla fijamente a los ojos en un mes de septiembre así nunca podrá negarte un beso u olvidarte. Esa mujercita es como una br