Me dejo la vida y la cordura en estas líneas las posibilidades de que lleguen a ti son nulas, sin embargo mis manos y mi mente me suplican que te escriba… Y es que en medio de la solitud y la locura irrumpen los mejores y más sinceros pensamientos… Quisiera sonreírte y abrazarte y regalarte mis ojos, entregarme intacta a tus órdenes, pero algo me lo impide: estoy perdida dentro de mí misma, estoy nadando en el fondo de mi cobardía intenté con todas mis fuerzas quedarme a tu lado, pero mis demonios ganaron la batalla, por eso hasta el día de hoy soy un guiñapo de lamentos, de grises soledades. La dulce flecha de tu recuerdo de vez en cuando me atraviesa arrojándome enseguida a un mundo de inimaginables delicias, y de vez en cuando también, cabalgo en medio de las noches que compartimos y el aire inmediatamente se hace más ligero, y te respiro así como solías ser. Cuando tengo frío, tomo aquel abrigo negro que usabas, todavía tiene e
“Y la poesía es eso que nos asombra y nos nombra, que nos taladra las sienes como un balazo.” Raúl Gómez Jattin