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Mostrando las entradas de diciembre, 2015

Misiva a tu recuerdo

                                                              Y aquí estoy yo… con todo mi ser revolviéndose en una cama que le queda pequeña, en medio de la oscuridad que ofrecen las once de la noche, al son de una bizarra pero encantadora y tibia melodía que da abrigo a mi alma; trato de encontrar los porqués de todos los ¿por qué? que vagan en mi corazón cual almas en pena. De repente, osan llegar a mi mente dos valientes preguntas: ¿Cuál fue el momento preciso en que empecé a idolatrar tus ojos? ¿Qué fue eso que vi en ti y que provocó que mi corazón se acelerara un centímetro más de lo que solía latir? Tengo que decirte, muy a mi pesar, que en este instante me encuentro destrozada en pedacitos que no se pueden contar ni aunque me prestaran un ábaco conformado por todas las estrellas de este universo y los otros que existen… ¿El motivo? Verás… me aflige excesivamente el hecho de no tener el poder sobre este cuerpo y esa alma que dicen ser míos, pero que no me dice

Efectos de ti

Arropada por una calurosa tarde de lunes,  recostada en el piso de mi habitación,  mirando a través de una blanca y amplia ventana,  al son de las campanitas que toca el señor de los helados; Observo atenta y encantada  el baile que emprenden las verdes y tiernas hojitas del árbol de en frente  al ser rozadas por el viento,  escucho las sonrisas un poco borrosas de los niños que juegan al otro lado de la avenida. Mientras contemplo el azul apacible  y atractivo que adorna al cielo y que parece no agotarse… Mientras los rayos del sol, traviesos y coquetos,  acarician mis mejillas  y besan mis manos… En medio de todos esos pequeños y hermosos acontecimientos  que aparentan distraerme de ti,  he descubierto que la F E L I C I D A D empieza con todas las letras de tu nombre,  y que la sola idea de tu existencia  me hace sentir burbujitas de colores en todo mi cuerpo,  que al mezclarse con mi sangre y mis huesos,  me provocan terremotos de ti,  tan fuertes,

Noches mágicas

  La noche se ha convertido en mi mejor aliada, en sus fauces oscuras soy invencible, bajo su abrigo imagino mundos rebosantes de encanto y eternidad, en ella mis miedos palidecen y desmayan. Noche que trae consigo brillantes  y coloridas mariposas que me toman de la mano  y me llevan a las orillas del maravilloso y cálido océano que es tu cuerpo. Noches en las que tu sombra y la mía  se funden en una caricia inmortal. La penumbra me susurra al oído, de su voz escucho que las fronteras entre tú y yo ya no existen nunca más, las olas del amor y el deseo  las han abatido sin compasión. Noches que te traen intacta a mi mente, que se encargan de recordarme el intenso color carmín de tu sonrisa  y los majestuosos hoyuelos de tus mejillas. En plena oscuridad  emergen fascinantes luces plateadas y doradas  que me permiten la dicha de contemplar nítido el negro de tus ojos. Noches en las que un insignificante y diminuto pedazo de tiempo  me a