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Mostrando las entradas de febrero, 2020

Carta para N.

Un sábado cualquiera, 00:14 hrs. Aquí me tienes, N. con la mirada clavada en un punto x del techo, con la taquicardia a velocidad luz, con la ansiedad a punto de dislocar mi pie izquierdo, incapaz de entregarme al sueño, con toda mi piel en estado de gelidez y hambre. Aquí agonizo, agonizo a causa de la peor enfermedad de todas: la que tú causaste, la muerte intenta hacerme suya, pero yo trato de engañarla, para que tome tu recuerdo y lo envuelva entre su negra y despreciable manta; es por eso que te escribo en la mente esta carta que toma cuerpo y vida gracias a la tinta amarga que emerge de mis ojos. Querida N.: ayer fuiste el fuego que entró por mi boca y me devolvió la vida, pero hoy eres el maldito hielo que devoró hasta la última gota de mi sangre. Ni todo el alcohol del mundo ha podido desintoxicarme de ti, te veo en el fondo de cada botella que tocan mis labios. Apareces sonriendo en el humo que sale de las colillas de los cigarros de los tra