Permanece impoluto en mi mente aquel día en que te conocí, mi diario vivir por aquellos días se vestía de altos y bajos, de contrariedades y confusiones. Cuando escuché el ronco de tu voz, supe que serías importante; y cuando vi tu nariz, confirmé sin ningún tipo de temor que jamás podría olvidarte. De tu mano aprendí a sentir con propiedad y entrega, los chispazos que proporciona el enamoramiento, esa sensación inexplicable y sobrecogedora que se produce cuando se tiene en frente a una belleza tan especial como aquella de la que eres dueña, una hermosura que sobrepasa por completo los límites del cuerpo, para irse directo a las entrañas del alma. Te amé desde aquella primera tarde de invierno y te seguiré amando hasta la última de ellas. Mis alegrías viven entre tus dientes, entre el saco de lana que le da calidez a tu cuerpo, entre tus manos mojadas por la lluvia. Entre tus cabellos se colaron mis miradas y mis sueños. Eres el único sitio del mundo en dónde experi
“Y la poesía es eso que nos asombra y nos nombra, que nos taladra las sienes como un balazo.” Raúl Gómez Jattin