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Mostrando las entradas de febrero, 2017

Un “TE AMO”

Tu nombre ha salido de mi boca de manera automática, no necesité pensarte o invocarte, mi lengua simplemente te sabe de memoria y ya se cansó de no decirte en voz alta. Al parecer eres una extensión más de este cuerpo que te sueña y te piensa cada cierto tiempo, yo diría que a intervalos cada vez más microscópicos. Aunque las circunstancias actuales sean adversas, quiero gritarle en silencio un “TE AMO” a las estrellas; desde mi pecho esas palabras se elevarán como nadie lo ha hecho, llegarán al cielo y desde la magia de ese sitio te alcanzarán en donde estés, y se convertirán entonces en un recuerdo que juega a las escondidas contigo, y que cuando menos lo esperas asoma la punta de la nariz para que tú lo veas; de manera inadvertida se colará en tu frente y hará brotar desde lo más ínfimo de tus vértebras una lágrima de anhelo, un suspiro de deseo, un cosquilleo fortuito, tal y como esos que provoca el amor. O puede ser también, qu

La esquina de los pequeños milagros

En aquella esquina con paredes azules, adornadas con grafitis improvisados por las manos inquietas de los niños del barrio; en esa esquina abrazada por árboles que nunca pierden la esperanza, en esa esquina que cada día se hace testigo de atardeceres anaranjados, rosados y verdes… En esa esquina, cada cierto tiempo ocurren milagros de distintas proporciones, por ejemplo: un día, allí, un chico de cejas pobladas, hermosa nariz, mirada negra y diminuta boca, y una chica de cabello negro y manos pequeñas, consumaron un beso que quedó para la posteridad. En esa bendita esquina una mujer se abrazó a sí misma y se dedicó dos discursos que incluían grandes verdades y desahogos. Tantos pasos han recorrido ese pequeño pedazo de geografía, algunos ignorantes de lo que allí sucede, otros, totalmente agradecidos por la magia que se materializa bajo esa instancia del cielo.