Tu nombre ha salido de mi boca de manera automática, no necesité pensarte o invocarte, mi lengua simplemente te sabe de memoria y ya se cansó de no decirte en voz alta. Al parecer eres una extensión más de este cuerpo que te sueña y te piensa cada cierto tiempo, yo diría que a intervalos cada vez más microscópicos. Aunque las circunstancias actuales sean adversas, quiero gritarle en silencio un “TE AMO” a las estrellas; desde mi pecho esas palabras se elevarán como nadie lo ha hecho, llegarán al cielo y desde la magia de ese sitio te alcanzarán en donde estés, y se convertirán entonces en un recuerdo que juega a las escondidas contigo, y que cuando menos lo esperas asoma la punta de la nariz para que tú lo veas; de manera inadvertida se colará en tu frente y hará brotar desde lo más ínfimo de tus vértebras una lágrima de anhelo, un suspiro de deseo, un cosquilleo fortuito, tal y como esos que provoca el amor. O puede ser también, qu
“Y la poesía es eso que nos asombra y nos nombra, que nos taladra las sienes como un balazo.” Raúl Gómez Jattin