Casi se agotaban mis reservas de
inspiración,
pero fue suficiente con un trago de tus
ojos,
para que toda la magia de este
cuadriculado mundo explotara,
dejando una danza salpicada de
destellos,
de brillos teñidos con ese color tan característico
del amor.
Yo vivía ignorante,
no tenía idea de que los milagros venían
envueltos en tus ojos,
deliciosamente encantadores,
colmados de una divinidad hipnótica.
Nunca me imaginé que las bendiciones
tuvieran pestañas capaces de detener el tiempo,
tuvieran pestañas capaces de detener el tiempo,
de congelarlo justo en una sola
estación, una sin nombre,
en la que sólo hay lluvias abundantes de
tu cuerpo,
primaveras de coloridos y fragantes
besos,
otoños de abrazos eternos,
y veranos donde sólo brillan nuestros
corazones ardientes.
Es todo un acontecimiento sin
precedentes tu mirada,
sólo un resquicio de ella
es suficiente para hacer brotar flores de mi pecho.
es suficiente para hacer brotar flores de mi pecho.
Beber un sorbo del negro de las ventanas
de tu alma
es como degustar aquí en la tierra, el
sabor del cielo.
Tus ojos son una verdad absoluta e
irrefutable,
son un sublime misterio que se inyecta
en mis venas
y oxigena mi sangre con pedacitos de ti.
Es posible que me olvide de tus labios,
que no recuerde la ternura
y la calidez que rodean tus manos;
y la calidez que rodean tus manos;
tal vez se borren de mi mente las preciosas
manías que adornan tu ser
y mis secretos escondidos detrás de tus orejas;
y mis secretos escondidos detrás de tus orejas;
pero por algún obstinado motivo,
mi mente y mi razón son presa fácil de
un encanto,
de un hechizo que me hace habitante del
mundo que forman tus ojos.
Nuestras miradas son amantes,
en todo tiempo,
a toda hora,
en todo tiempo,
a toda hora,
no importa si estás a un instante de
distancia,
o si estás a una eternidad lejos de mí,
nuestros ojos siempre se miran, se
coquetean, tienen un romance,
permanecen despiertos,
incluso cuando nuestros deseos duermen,
incluso cuando nuestros deseos duermen,
están a la espera de que el hilo
invisible que los une,
nos permita gritar a través de silencios
repletos de caricias,
eso que ellos siempre supieron
y nunca se atrevieron a decir.
y nunca se atrevieron a decir.
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