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A la música



Primer amor.
poesía hecha vida,
mi compañera de todas las horas,
entre tus notas se mezclan mis alegrías y mis tristezas.
En los acordes de tus pianos y violines
se abalanzan mis lágrimas en busca de consuelo.
Los ritmos de tus tambores y guitarras
han esculpido montañas de placer en este cuerpo de piedras.
Te he hecho mía. Me has hecho tuya.
Has visto en gran angular las fracturas de mi piel
y me has dado tu savia para curarlas.
Has acariciado mis oídos como ninguna mujer en el mundo.
Te he dedicado en silencio.
Me he emborrachado con la magia que destilas hasta perder la conciencia.
Tocaste mis manos desérticas y las convertiste en alas doradas.
Supiste perdonarme antes que yo misma pudiera hacerlo.
Me abrazas todos los días y cuando lo haces, siento el abrazo de Dios.
Contigo he ido al pasado y al futuro sin necesidad de una máquina del tiempo.
Me has enseñado a construir realidades paralelas menos dolorosas para mí y para el mundo.
Mi locura va en crescendo gracias a ti.
Te he amado en todas las posiciones que existen y en todos los lugares que juntas hemos visitado.
Tus arpegios parten en dos los grises y me otorgan inmunidad absoluta.
Cada vez que te escucho se me revelan los secretos de la luna.
Cada vez que te siento irrumpir en mi sangre viajo a tierras celestiales.
Eres la luz y la sal de mi mundo.
Y yo soy siempre tuya.

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