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El poder de los bastardos

 

“Aquel que conoce el poder de la palabra presta mucha atención a su conversación. Vigila las reacciones causadas por sus palabras, pues sabe que ellas no retornarán al mismo punto sin haber causado su efecto”

Florence Scovel Shinn

 

Asistí a la misa de 6 de una iglesia católica de la ciudad de Montería, el día 17 de diciembre de 2022, por motivo del aniversario mortuorio de mi mamá (18 meses). Casualmente ese día se celebraba también un matrimonio, en el que, por cierto, hubo un retraso de la novia, hecho que incomodó mucho al sacerdote, al punto de decir que, si no llegaba “ya”, no los casaría.

Antes de llegar al motivo que me lleva a expresar esta opinión, que es muy personal, es importante que diga que, aunque crecí en el seno de una familia católica, estudié en colegio de monjas desde el grado 5° hasta el grado 11° (donde había oración todos los días, misas cada cierto tiempo y rosario durante todos los días del mes de mayo) y pertenecí a dos grupos juveniles de la iglesia de dicha denominación, siempre me sentí presionada a asistir a misa y a estos grupos, por el hecho de saber que si no lo hacía, tendría como destino asegurado el mismísimo infierno, y yo me lo imaginaba en su sentido más literal: con muchas brasas de candela quemándome todo el cuerpo, una y otra vez, hasta la eternidad. Aunque no puedo negar que en este trasegar conocí gente maravillosa.

Iba sagradamente a la iglesia, todos los domingos y los días de procesiones patronales (Virgen del Carmen y Sagrado Corazón de Jesús). Dejé de asistir hace 7 años, en el 2015, después de ir a una misa en la que el “padre” se despachó contra la comunidad LGBT, con motivo de la aprobación del matrimonio homosexual en los Estados Unidos. Me indignó mucho ese sermón, ya que este tema me toca de manera muy personal.

Después de fallecida mi mamá, volví a asistir a las misas, no para buscar consuelo divino, sino como una manera de rendir tributo al alma de mi madre, ya que, en sus últimos años de vida, retomó su fe; y yo veía estas idas a sus misas de aniversario, como una muestra más de amor hacia la persona que más he amado y que, sin lugar a ninguna duda, más me ha amado.

El caso es que, en esta misa del 17 de diciembre, durante el sermón dirigido a los recién casados, el curita que, por cierto, tiene un poder impresionante de mover masas, dijo algo que me hizo pensar si en realidad yo estaba escuchando bien o estaba alucinando, algo que presionó con una brusquedad sorprendente, la realidad con la que vine al mundo: “los hijos naturales, los bastardos, CRECEN EN UN CÍRCULO DE MALDICIÓN… yo trabajé en tal universidad y no se imaginan la cantidad de problemas de esos muchachos…” no pude soportar seguir escuchando y enseguida me levanté de la banca, regresé a mi casa e hice la promesa de no regresar. Seguiré honrando la memoria de Ligia Esther, asistiendo cada 15 días a su tumba y rezando desde el amor, por una vida llena de luz en la eternidad, el rosario que ella con tanto fervor se levantaba a rezar todos los días, hasta que su conciencia humana fue dormida por la sedación a la que sometieron a los pacientes de COVID grave.

De esta frase lanzada por el eclesiástico se pueden sacar muchas reflexiones y, a continuación, yo compartiré contigo que me lees, las que, hasta el día de hoy, 31 de diciembre de 2022 que redacto esta opinión, siguen surgiendo en mi mente:

1.   Un sacerdote tan conocido como lo es este señor, debería pensar antes de hablar, antes de lanzar expresiones tan delicadas en una casa que se supone es la de Dios y por lo tanto de AMOR y ACEPTACIÓN de todas las realidades, incluida la de los bastardos como yo.

 

2.  Si solamente los hijos bastardos que estamos dentro del círculo de maldición tenemos problemas o somos un problema para la sociedad, ¿por qué Adolfo Hitler, nacido en el seno de una unión matrimonial, fue el promotor de uno de los mayores genocidios en la historia de la humanidad? Si la concepción y crianza de hijos dentro del matrimonio católico viene siendo el círculo de bendición ¿por qué Jeffrey Dahmer, nacido y criado hasta su adolescencia dentro de un matrimonio, cometió los actos atroces que muchos conocemos? Y así podríamos dar miles de ejemplos y no se comprobaría la teoría del tan estudiado padrecito.

3.    Como todo trabajo de investigación, debemos dar ejemplos de antecedentes locales: muchos hijos de matrimonios católicos han fracasado en sus vidas matrimoniales, personalmente conozco varios ejemplos, este hecho refuta esta teoría del padre de que quienes se casan y crían a sus hijos dentro del matrimonio están protegidos y curados de la “maldición del círculo.” He visto de cerca, como muchos matrimonios católicos se disuelven por las constantes infidelidades y/o borracheras del esposo, por sus golpes físicos y de palabra, por la sumisión de la mujer que sigue el mandato bíblico (1 Timoteo 2:11) y trunca su vida profesional y personal para lavar, planchar, dar de comer y criar sola a sus hijos, porque en esta sociedad actual, sobre todo en la costeña, que es machista tanto por el lado de los hombres como por el de las propias mujeres, eso es lo que sucede: la mujer materna y paterna.

4.  La iglesia católica está muy lejos de cumplir ese cometido de unir a los pueblos, a las naciones, a las razas, a las gentes… esta institución es la primera en segregar: la cacería a las mujeres que tildaban de brujas por conocer el poder de las plantas; los llamados herejes, que lo eran por tener una creencia distinta y que fueron torturados con unas máquinas que no se le hubiesen ocurrido ni al mismo demonio (puedes ir a verlas en el museo o palacio de la inquisición que está en Cartagena), seguramente pensadas por hijos nacidos dentro del círculo de bendición, es decir dentro del matrimonio; de esa persecución han sido víctimas los LGBT, los negros (ningún papa afrodescendiente) y ahora la han cogido contra nosotros, los bastardos.

5. El verdadero problema es que han lavado el cerebro de muchos haciéndoles creer que el verdadero y único camino para encontrar la bendición del dios que promulgan es la del matrimonio, aún cuando no haya amor. Ese es el verdadero problema: muchos se casan por cumplir, por guardar apariencias, por culpa, por no defraudar a los papás o a la iglesia, o a dios y, conforme pasan los años se acumula la amargura porque se unieron a alguien por los motivos equivocados, y es cuando la amargura contagia a toda la familia, los toca a todos, hasta que llega al eslabón más vulnerable: los hijos, y entonces se desencadenan problemas como la drogadicción, la depresión, el suicidio, etc. La pregunta es, ¿por qué hay lugar para estos problemas, si se supone que el círculo de bendición adquirido con el matrimonio católico blinda el hogar? Explíqueme, padre.

6.    Si los bastardos somos, según el padrecito “el círculo de la maldición encarnado” de la sociedad, entonces ¿por qué quienes han estado en el poder del país del Sagrado Corazón de Jesús por tantos y tantos años, hijos fruto de uniones católicas de las familias de más alcurnia, han saqueado y desangrado esta tierra?

7.   Queda más que comprobado con los anteriores ejemplos, que los bastardos no solo somos los nacidos fuera del matrimonio.

8.    Apreciado párroco de aquella iglesia, los reales BASTARDOS, entendida esta palabra en su sentido más negativo y perverso, son

 

·         Los sacerdotes y altos mandos de la iglesia católica que, durante mucho tiempo tuvieron conocimiento de los abusos sexuales a menores de edad y lo ocultaron al mundo sin emprender acciones legales contra los pederastas involucrados. Y yo sí le tengo pruebas:

 

https://www.youtube.com/watch?v=X_iKDHTeTv0

 

https://www.youtube.com/watch?v=QYLbxJ4g_tM

 

https://ccnmtl.columbia.edu/projects/caseconsortium/casestudies/115/casestudy/files/global/115/BostonGlobeylosAbusosSexualesenlaIglesiaCatolica_wm.pdf 

 

hasta película le sacaron, padrecito, mire: https://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-222271/

 

·         Los padres y madres que tienen hijos, fuera o dentro del matrimonio, y luego los abandonan moral, emocional y económicamente o que no dan el mismo trato de igualdad a todos, en todos los ámbitos.

 

·         Los hijos que, teniendo con qué, deciden abandonar a sus padres en la vejez y en la enfermedad.

 

·         Los corruptos, sean nacidos dentro o fuera de su círculo de maldiciones y bendiciones.

 

·         Los sacerdotes que dicen que los hijos nacidos fuera del matrimonio pertenecemos al círculo de maldición.

 

Para terminar esta disertación, me gustaría decirle a aquel señor de sotana y a quien me lee, que la experiencia como hija bastarda, viviendo dentro del círculo de maldición, ha sido bonita, con altos y bajos, como supongo yo que es la de todos los mortales que arribamos a este planeta. En ese círculo tuve el privilegio de conocer el amor de una madre como ninguna otra, que aún después de haber emprendido su viaje fuera de este mundo terrenal, me sigue enseñando y amando, porque lo puedo sentir. Gracias a ella y a que me obligaba a ir al colegio todo el montón de veces que no quería ir, soy una persona de bien, una buena profesional, que paga impuestos (los que no pagan las iglesias como la que usted dirige), que tiene sus recibos al día, que dice malas palabras y tiene un carácter de mierda, demasiado impulsiva, pero que jamás sería capaz de dañar a alguien (Como la santa iglesia católica, que tiene miles de muertos en su haber). Creo que, después de todo, pertenecer al círculo de maldición propio de los bastardos, ha sido un privilegio.

 

 

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