Enero lo presentía, por eso se resistía
tanto a acabarse, se defendió con uñas y dientes, pero el tiempo terminó
ganando la reñida partida.
Quién iba a decir que después de tanto
rogarle que caminara rápido, terminaríamos pidiendo al cielo para que volviese
y se detuviese por 366 días más.
Febrero fue el mejor aliado en esta
conspiración contra el capitalismo, pasó a toda velocidad sin que pudiésemos
verle la cara.
Las calles son el sinónimo del apocalipsis
que tanto nos mostró el cine y del cual yo me burlé alguna vez.
En las noches, los postes de luz emulan a
los zombies y el sonido del silencio es la música incidental en toda esta
película que es de género tragicomedia.
Estamos infestados de tiempo.
El tiempo se derrama por cada orificio de
nuestros cuerpos.
Ya no hay droga para contenerlo, todas
ellas dejaron de hacer efecto.
Ese que antes no teníamos, ese que antes
embriagábamos con los afanes del mundo, ahora irrumpe en nuestra vida como un
maremoto, uno sin precedentes en nuestra historia.
Sólo nos queda encontrarnos con nosotros
mismos, mirarnos a los ojos, escarbar en el alma, escuchar los gritos
desesperados del inconsciente, para hacer el mejor o el peor descubrimiento de
nuestra existencia.
Hay tiempo de sobra para vivir unas
cuantas vidas sin que esta haya acabado. Por ahora.
Hay infinitas milésimas de segundo a
nuestra disposición para conseguir las piezas y reparar la máquina del tiempo
que permanece averiada en alguna parte de nuestro cerebro y, así poder viajar
al pasado a saludar a algunos recuerdos; a abrazar y besar la frente de ese
bebé que alguna vez fuimos; a darnos una cachetada que nos haga quitar la vista
de las pantallas y nos permita situarla directo a los ojos de quienes amamos.
Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo,
tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo,
tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, tiempo. Se esparce por este pedazo de papel
electrónico y nada parece detenerlo.
Tiempo, ¿cuál es tu misión?
Tiempo, ¿eres malo o bueno?
Tiempo, ¿quién tiene tu potestad?
Tiempo, ¿alguna vez tendrás final?
Tiempo, dame una tregua.
Enero lo presentía, trató de decírnoslo,
pero no le hicimos caso, lo echamos a patadas.
Comentarios
Publicar un comentario