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El mar

Foto: Archivo personal

E      N       I       G       M       Á       T       I       C       O
Pozo ilimitado de mística.
Las lágrimas de felicidad de Dios salpicadas en la Tierra.
La conexión más pura del ser con el cosmos.
Las certezas de este mundo se bañan entre sus migrantes y mutables aguas.
Energía líquida donde las alegrías evolucionan.
Su lenguaje se entiende a través del silencio y de los ojos.
La luna, su Afrodita perpetua.
Los asteroides renuncian con prisa al frío espacial para reposar en su cándido lecho.
Espejo índigo donde las estrellas aprecian su fulgurante belleza.
La constante que vive en la mayoría de los sueños humanos.
La terrestre morada final de algunos.
El testigo clave del comienzo de muchos amores.
La musa que ha inspirado miles de canciones y poemas.
El fin último de las algas, los corales y las caracolas.

Querido mar, quiero mezclarme con tu color,
ser una estrella más en tus profundidades;
quiero fusionarme con tu sal y mudar toda la parte humana que duele.
Querido mar, quiero convertirme en la espuma que dejan tus olas,
y arropar las pisadas de todos los tristes que caminan por tus orillas;
ser un pez naranja que desborda en plenitud mientras se baña en tus aguas.
Querido mar, quiero ser uno contigo,
sentirte creando vida en mis pulmones;
y abrazar tu horizonte para redireccionar mi alma perdida.
Querido mar, déjame vivir y morir en ti.
 

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