Ir al contenido principal

Anatomía de una desilusión


“Hay que ser valiente y un poco loco para abrir el corazón y dárselo a alguien.” Charles Bukowski

“Sólo una cosa habrá en común alguna vez,
tu llanto cuando leas esto 
y el mío ahora que lo escribo.”
Julio Cortázar



ACTO I – LA ESPERANZA A PUNTO DE CONTRADECIRSE
Está desnuda, su piel blanca resplandece en medio de toda aquella sórdida oscuridad. Se acerca al espejo, se mira a través de él. El espejo refleja unos ojos aguados, a punto del desborde, ojos cual represa a punto de liberar las aguas que ha estado conteniendo por incalculables horas.

ACTO II – LA CAÍDA MORTAL
Brotan las lágrimas transparentes, casi imperceptibles, pero pesadas. Suenan fuerte cuando caen al suelo, porque con ellas ha caído una nueva ilusión.
Ahora esa ilusión yace rota en el piso de baldosas blancas, sangra mucho, se ha herido de muerte en la cabeza, ya no hay esperanza para ella.

ACTO III – LA DESESPERACIÓN
La protagonista de esta historia trata de revivir esa ilusión y, con sus manos indecisas, temblorosas y adoloridas la toma entre sus manos, la lleva a su pecho, la llora, así como llora una madre a su hijo muerto; la zarandea con desespero tratando de reincorporarla a la vida.

ACTO IV – LA MUERTE
Siguen cayendo lágrimas al piso, se oyen los lamentos, las plegarias al cielo, los reproches, se oye el silencio…
La ilusión agoniza, dice sus últimas palabras y da el último respiro de vida.
La ilusión ha muerto.

Día de la muerte: martes
Hora de la muerte: 9:18 p.m.  
Causa mortis: suicidio, caída de 1 metro con 46 centímetros.

ACTO V – EL DUELO
La dueña de la ilusión que ha pasado a mejor vida, está tirada en el piso, solloza fuerte, muy fuerte, tan fuerte que quienes la miran se infectan de ese dolor.
Llega un momento en el que escoge el silencio, su cuerpo reposa petrificado, helado, confundido, con la mirada extraviada. Sus ojos, como una máquina averiada, siguen soltando lágrimas y, toda ella da la impresión de ser un putrefacto cadáver, pidiendo a gritos ser encontrado y enterrado.

ACTO VI – LA INCERTIDUMBRE
El adjetivo que se antepone a su dolor es el de huérfana. Huérfana de ilusiones.
Aunque su mirada encontró una pequeña luz que la hizo volver a la realidad, su corazón aún divaga en el desierto de la incertidumbre, un corazón que se muere de sed y que no tiene certeza de la distancia a la que se encuentra la fuente de agua más cercana.

ACTO FINAL
Las ilusiones y la esperanza fueron amputadas y se desconoce si el cuerpo que las cargaba goza de propiedades regenerativas.
Las armas pequeñas parecen ser inofensivas pero, en definitiva, no lo son.





Comentarios

Entradas más populares de este blog

Alejandra

  "Lo que le ocurrió a Kafka es lo mismo que me ocurrió a mí: Él se aisló demasiado en la soledad y sabía; el debió saberlo, que de ahí no regresa nunca nadie". Alejandra Pizarnik   Heme aquí, batallando como siempre sintiéndome extranjera en mi propia piel padeciendo un dolor que no me pertenece supurando por una herida que no es la mía llorando unas lágrimas que son propiedad de otros ojos. No hay metáfora que pueda darme calma. Se acabó la paz, reina el caos en mis huesos. Los músculos de mi espalda levantaron trincheras, están enardecidos, encienden su fuego contra mí. Mi corazón ya no hace escándalo en mi pecho, parece haberse autocondenado a muerte; le toca al cerebro decidir el método de ejecución. La vista permanece fija en un punto muerto del horizonte, las ojeras empiezan a dar las primeras señales de rebeldía. Mi lengua: tan muerta como el arameo y el sánscrito. Cada cuerpo dentro de mi cuerpo con ganas de extinguirse para siempre. A...

El poder de los bastardos

  “Aquel que conoce el poder de la palabra presta mucha atención a su conversación. Vigila las reacciones causadas por sus palabras, pues sabe que ellas no retornarán al mismo punto sin haber causado su efecto” ― Florence Scovel Shinn   Asistí a la misa de 6 de una iglesia católica de la ciudad de Montería, el día 17 de diciembre de 2022, por motivo del aniversario mortuorio de mi mamá (18 meses). Casualmente ese día se celebraba también un matrimonio, en el que, por cierto, hubo un retraso de la novia, hecho que incomodó mucho al sacerdote, al punto de decir que, si no llegaba “ya”, no los casaría. Antes de llegar al motivo que me lleva a expresar esta opinión, que es muy personal, es importante que diga que, aunque crecí en el seno de una familia católica, estudié en colegio de monjas desde el grado 5° hasta el grado 11° (donde había oración todos los días, misas cada cierto tiempo y rosario durante todos los días del mes de mayo) y pertenecí a dos grupos juvenile...

Cuando me vaya

  De esta vida me iré con un corazón a reventar: me llevaré la adrenalina y el frío de manos, propio de las primeras veces, guardaré en la memoria colectiva del universo, la primera vez que me encontré con el mar y sus ojos color azul profundo; aquel primer beso, improvisado y tembloroso, que tuvo el poder suficiente para iluminar un callejón oscuro y sin encanto alguno. Me llevaré la imagen impecable del cielo en un atardecer de brisa fresca, la impresión de perfección que dejaron en mis oídos el batir de las alas de mariposa, la sonrisa de felicidad de un recién nacido al ver el rostro de su madre. Me llevaré el amor que sentí y las caricias incondicionales de las manos que me gestaron en su vientre; el nerviosismo que invadía a mi cuerpo cada vez que me encontraba con ciertos ojos en cualquier avenida o calle de esta pequeña ciudad. Me llevaré el placer singular que sólo da la música, el sentimiento sin nombre que produce compartir el alma y la pie...