Foto: Archivo personal.
La vida transcurre a pesar de todo, ni
los buenos ni los malos momentos la inmutan, ella sigue siendo lo que es de
manera inalterable.
Los días quedan impresos en la historia
del mundo y del cosmos, sin que absolutamente nada pueda detener su, a veces, apresurado
y desesperado viaje.
Cada uno de esos fragmentos de tiempo
deja memorias eternas e inviolables. Equiparable a la vida y a esos días, es
esto que me atrae a ti. No sé si quepa en una descripción positiva o
negativa, lo cierto es que me causa mucha curiosidad, porque pasa el tiempo, la
gente va y viene, mueren existencias y nacen otras; hay cambios de todo tipo
dentro y fuera de mí, muta el cielo, los árboles mudan la piel, e incluso el
clima ha adquirido un temperamento esquizofrénico con tintes bipolares… y la
única cosa que se mantiene firme ante los intensos huracanes del cambio, del
tiempo y la distancia y de la mismísima gravedad, es esto que siento: sigo
queriéndote a pesar de todo, a pesar de nada, soy una maraña fascinante de amor
por ti, ese amor es un misterio sumamente delicioso, pero en ciertas épocas del
año, se vuelve en mi contra, me apuñala de manera agobiante, con sevicia, con
saña, pero luego, de la misma manera me trae a la vida.
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