Ir al contenido principal

Gracias




Agradecida estaré siempre
con el que conspira
con el autor de los fascinantes enigmas de la vida,
por la dicha de vivir la experiencia de tus ojos,
por la ventura de convivir
con una de las miles de encarnaciones de la valentía.
Agradecida estoy ahora
por todas las vidas que has vivido hasta el día de hoy,
por todas las veces que has resucitado,
por todas las veces en que me has resucitado.
Agradecida por tu singular sonrisa que mientras ríe, llora;
agradecida por el negro contundente que cubre tu cabeza,
por la manera en la que emprendes en el amor,
por la forma en que defiendes a los que están adheridos a tu corazón.
Digo gracias por todas las locuras
que he celebrado contigo,
por todas las veces que reí y lloré a costa tuya,
porque todas ellas me han hecho saber que soy capaz de amar,
que soy capaz de renunciar a mi respiración y a los latidos de mi corazón
por unos sueños que no son los míos.
Grito gracias porque como tú no hay nadie,
por todas las miradas de admiración que recibes
cuando vas por la calle o llegas a un nuevo lugar,
por la grandeza que se asoma en la ventana de tu sonrisa,
por los rayos de luz que cosechas dentro y fuera de mí
y que de alguna manera expían mis pecados.
Doy gracias por todos los mundos y sueños que se erigen
cuando hablas, cuando duermes, cuando caminas,
por el brillo inconmensurable que se esparce en el ambiente
cuando recitas en voz alta tu ser.
Simplemente doy gracias porque este destino me ensalza
con el honor más grande que jamás haya recibido:
el de atestiguar tu existencia.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El lado izquierdo de mi cama

Hoy me levanté por el lado izquierdo de mi cama y no fue hasta que tomé el primer sorbo de café que me di cuenta de que me amaneciste doliendo más que nunca. Miro las paredes que me rodean en busca de respuestas valientes, respuestas que me hablen fuerte, que me griten y me digan que no eres real, que eres un tonto juego que mi cabeza ha inventado; respuestas que te desalojen de mi mundo en un chasquido imperceptible. No importa cuántas veces grite tu nombre en mi mente, lo cierto es que no te vas a aparecer en frente de mi ventana para darme los buenos días y servirme el desayuno. Tengo que reaccionar, hacerme a la idea de que no habrá un “tú y yo”, de que no habrá una palabra conformada por la combinación de nuestros nombres. Tengo que pellizcar a mis sueños para que despierten y hagan frente a esta jodida realidad que me atraviesa, una realidad monótona y pesada en la que cuesta respirar, regada con matices de recuerdos antiguos de t

Hay amores

Hay amores fuego, amores viento, amores lluvia. Hay amores pasión, amores lujuria, amores fortuna. Hay amores despecho, amores al acecho, amores de hecho. Hay amores de un día, amores que valen la muerte   y amores que valen la vida. Hay amores pétalo, amores espina, hay amores que se quedan a la vuelta de la   esquina. Hay amores sin descanso y amores en pausa. Hay amores que enamoran para siempre, amores que no se atreven a entrar y amores que nunca nos dejan de mirar. Hay amores que se van volando, pero el viento mismo los regresa a su lugar de origen. Hay amores que se visten de obsesión, de villanos, y otros, en cambio, mueren siendo superhéroes. Hay amores que hieren y otros que cicatrizan. Hay amores valientes y amores que retroceden de miedo. Hay amores que son as bajo la manga y también amores ruleta rusa. Hay amores todo o nada, amores todo en uno, y amores indescifrables, forajidos, intratables, obstina

A la música

Primer amor. p oesía hecha vida, mi compañera de todas las horas, entre tus notas se mezcl an mis alegrías y mis triste zas. En los acordes de tus pianos y violines se abalanzan mis lágrimas en busca de consuelo. Los ritmos de tus tambores y guitarras han escul pido montañas de placer en este cuerpo de pi edras. Te he hecho mía. Me has hecho tuya. Has visto en gran angular las fracturas de mi piel y me has dado tu savia para curarlas. Has acariciado mis oídos como ninguna mujer en el mu ndo. Te he dedicado en silencio. Me he emborrachado con la magia que destilas hasta perder la conciencia. Tocaste mis manos desérticas y la s convertiste en alas doradas. Supiste perdonarme antes que yo misma pudiera hacerlo. Me abrazas todos los días y cuando lo haces, siento el ab razo de Dios. Contigo he ido al pasado y al futuro sin n ecesidad de una máqui na del tiempo. Me has enseñado a construir realidades paralelas