Cuando pienso en ti todos los puntos de
niegan a ser finales.
Cuando
te veo, no alcanzo a saber si vienes del cielo o si el cielo viene de ti.
Mi pecho deletrea diariamente tu nombre,
y
todas las canciones,
incluso
aquellas que no hablan de amor,
me
recuerdan a ti.
Cada noche invento una historia
diferente a tu lado,
y todas ellas compiten para ver cuál
tiene el mejor final feliz.
Eres ensoñación,
la naturaleza se anotó un punto triple
cuando te arrojó a la vida.
La proporción divina encontró su razón
de ser en las curvas de tu sonrisa,
en lo diciente de tu mirada.
Eres la única montaña rusa a la que
subiría sin coraza alguna
para colisionar con el viento divino que
surge de ti.
Eres como el libro que se lee con
cuidado y lentamente
para alargar el placer que produce al
alma la lectura de sus páginas.
Me perdería encantada en las
ondulaciones del mar negro de tus cabellos.
Mi vida denota y connota vida sólo
porque te sé dentro de ella.
Eres la necesidad transcendental de mis
pensamientos
y la respiración de mis ojos,
la única realidad que me interesa
experimentar.
A tu lado el dolor me sabe a azúcar,
a tu lado la muerte no tiene jurisdicción
sobre mí,
a tu lado me alimento de locura y
aventura.
Contigo ésta y otras dimensiones.
Por ti mi revolución y mi existir.
Para ti lluvia de estrellas, arcoíris,
espuma de mar y auroras boreales.
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