Arropada
por una calurosa tarde de lunes,
recostada en el piso de mi habitación,
mirando a través de una blanca y amplia ventana,
al son de las campanitas que toca el señor de los helados;
recostada en el piso de mi habitación,
mirando a través de una blanca y amplia ventana,
al son de las campanitas que toca el señor de los helados;
Observo
atenta y encantada
el baile que emprenden las verdes y tiernas hojitas del árbol de en frente
al ser rozadas por el viento,
escucho las sonrisas un poco borrosas de los niños que juegan al otro lado de la avenida.
el baile que emprenden las verdes y tiernas hojitas del árbol de en frente
al ser rozadas por el viento,
escucho las sonrisas un poco borrosas de los niños que juegan al otro lado de la avenida.
Mientras
contemplo el azul apacible
y atractivo que adorna al cielo y que parece no agotarse…
y atractivo que adorna al cielo y que parece no agotarse…
Mientras
los rayos del sol, traviesos y coquetos,
acarician mis mejillas
y besan mis manos…
acarician mis mejillas
y besan mis manos…
En medio de
todos esos pequeños y hermosos acontecimientos
que aparentan distraerme de ti,
he descubierto que la F E L I C I D A D empieza con todas las letras de tu nombre,
y que la sola idea de tu existencia
me hace sentir burbujitas de colores en todo mi cuerpo,
que al mezclarse con mi sangre y mis huesos,
me provocan terremotos de ti,
tan fuertes, tan intensos,
que me llevan al cielo,
me hacen eterna,
te hacen eterna,
te hacen mía,
me hacen tuya…
aunque no estés aquí…
aunque sólo seas arena
escurriéndose entre mis manos.
que aparentan distraerme de ti,
he descubierto que la F E L I C I D A D empieza con todas las letras de tu nombre,
y que la sola idea de tu existencia
me hace sentir burbujitas de colores en todo mi cuerpo,
que al mezclarse con mi sangre y mis huesos,
me provocan terremotos de ti,
tan fuertes, tan intensos,
que me llevan al cielo,
me hacen eterna,
te hacen eterna,
te hacen mía,
me hacen tuya…
aunque no estés aquí…
aunque sólo seas arena
escurriéndose entre mis manos.
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